La guerra comercial de Trump sacude a la industria automotriz, pero Tesla emerge como inesperado vencedor.
Un arancel del 25% puede parecer una mala noticia para cualquier fabricante de automóviles. Salvo que ese fabricante sea Tesla. Mientras los gigantes tradicionales tambalean ante los nuevos impuestos de importación anunciados por Donald Trump, la empresa de Elon Musk parece estar en la pole position… y acelerando.
En la primera jornada tras el anuncio, las acciones de Tesla subieron mientras Ford, General Motors y Stellantis perdían valor. ¿La razón? Tesla ya juega con reglas distintas.
Una tormenta para algunos, viento a favor para otros.
Un modelo de negocio diferente
El secreto del éxito de Tesla frente a esta nueva ola de proteccionismo tiene raíces profundas: su estrategia de integración vertical y su enfoque “hecho en EE. UU.”.
A diferencia de otras automotrices que dependen de complejas cadenas de suministro globalizadas, Tesla fabrica la mayoría de sus vehículos en California y Texas, y obtiene gran parte de sus piezas dentro del mismo país. Es una arquitectura de producción que parecía costosa y arriesgada en el mundo globalizado de ayer… pero que hoy está demostrando ser visionaria.
Según analistas de TD Cowen, “Tesla se beneficia en gran medida, dada su presencia de producción 100% en EE. UU., su sustancial abastecimiento en ese país y la competencia del Model Y en el segmento de los crossovers medianos, donde cerca del 50% de los vehículos podrían estar sujetos a aranceles”.
En otras palabras: mientras los competidores ven aumentar sus costos, Tesla sigue conduciendo con el acelerador pisado.
El impacto en los grandes jugadores
Del otro lado de la pista, sin embargo, la situación es mucho menos alentadora. General Motors y Ford podrían enfrentar un duro golpe económico. JPMorgan calcula que GM enfrentará hasta 10.500 millones de dólares en nuevos costos relacionados con los aranceles, mientras que Ford podría verse con una factura inicial de hasta 2.000 millones.
¿Y qué significa eso para los consumidores? Precios más altos. Los estrategas estiman que los autos favoritos del público podrían encarecerse hasta 15.000 dólares si estos aranceles no cambian de rumbo.
Todo esto plantea un dilema para los fabricantes tradicionales: ¿replantearse su modelo de producción o aceptar márgenes de ganancia más bajos mientras sus autos se vuelven menos competitivos?
Los proveedores tampoco se salvan
Y no sólo son los fabricantes de automóviles los que están sufriendo. Empresas proveedoras de interiores y repuestos como Adient y Lear también han visto caer sus acciones. Al depender del comercio internacional para sus componentes, los nuevos aranceles hacen que sus negocios sean menos rentables y mucho más inciertos.
El efecto dominó apenas comienza, y Wall Street ya está eligiendo ganadores y perdedores.
¿Y Tesla? Ni tan inmune
Eso sí, sería ingenuo decir que Tesla saldrá intacta.
El propio Elon Musk reconoció en X (antes Twitter) que las políticas arancelarias también afectarán a su compañía, principalmente en lo que respecta a partes específicas provenientes del extranjero. “El impacto en los costes no es trivial”, dijo el magnate.
Pero si bien Tesla también tendrá que lidiar con ciertos obstáculos, la diferencia es que sus competidores están enfrentando montañas donde Tesla solo encuentra lomadas.
Un cambio de paradigma (¿premeditado?)
Durante años, Tesla fue vista como una empresa atípica en la industria automotriz: sin concesionarios tradicionales, con fábricas de baterías propias, y con un control casi obsesivo sobre su cadena de abastecimiento. Para algunos analistas, este enfoque sonaba a capricho de Musk o a una estructura ineficiente.
Hoy, sin embargo, parece más bien un ejercicio de anticipación.
Con una industria forzada a “relocalizar” operaciones clave o asumir costos prohibitivos, Tesla ya tiene el tablero reorganizado a su favor. En un mundo donde “hecho en EE.UU.” es más que un eslogan político, Tesla se ha convertido en el alumno aplicado que hizo su tarea antes que el profesor tomara la prueba sorpresa.
La visión de futuro como estrategia de inversión
Para los inversores, el mensaje es claro: mientras algunos fabricantes están recalculando ruta, Tesla ya va varios kilómetros adelante.
No se trata solo de un golpe de suerte. Es la combinación de un modelo operativo distinto, una lectura precisa del entorno y una ejecución consistente. Wall Street lo sabe: por eso los precios objetivo y las calificaciones para Tesla se mantienen sólidos, mientras que los de GM y Ford sufren ajustes a la baja.
Tesla en el carril rápido
La apuesta arancelaria de Trump está reconfigurando el tablero del mercado automotriz. Y si bien el panorama genera incertidumbre para muchos, para Tesla parece abrir una autopista despejada hacia el crecimiento.
En tiempos de tensiones comerciales, las empresas que controlan su destino —produciendo localmente, innovando desde adentro y evitando la dependencia global— están mejor posicionadas que nunca.
Para los inversores a largo plazo, puede que sea momento de repensar qué significa realmente una “estrategia segura” en el mundo automotriz. Porque mientras los demás están tratando de girar el volante, Tesla ya está llegando a la próxima curva.