La nueva ofensiva comercial de Trump sacude a Wall Street y al orden global, con aranceles que podrían redefinir las reglas del juego.
Con la mirada del mundo puesta en Wall Street, Trump sorprendió con una serie de aranceles que pocos imaginaron, y que casi nadie pudo digerir. Los mercados reaccionaron sin piedad: caídas generalizadas, inversores en fuga y empresas icónicas heridas en su cotización.
Pero detrás del caos bursátil y el titular rimbombante, se esconde su viejo manual: “El Arte de la Negociación”, ahora en clave arancelaria.
El anuncio que sacudió al mundo
La noche del miércoles, la Casa Blanca reveló un paquete arancelario de dos etapas que envió ondas sísmicas a través del sistema financiero global. A partir del 5 de abril, todas las importaciones enfrentarán un arancel general del 10%. Luego, el 9 de abril, llegarán las tasas específicas por país: un golpe directo a socios clave.
Ejemplos contundentes:
- China enfrentará un arancel adicional del 34%, que, sumado al 20% existente, eleva la carga total al 54%.
- La Unión Europea sufrirá un nuevo arancel del 20%, disparando alertas en Bruselas.
El resultado inmediato no se hizo esperar: el S&P 500 cayó un 3% en operaciones posteriores al cierre. Dow Jones, Nasdaq y Russell 2000 sufrieron pérdidas similares. Empresas como Walmart (-7,2%), Apple (-4,9%) o Nvidia (-6,1%) fueron algunas de las más golpeadas.
Táctica de choque… ¿y después?
Para quienes siguen a Trump desde su primer mandato, la estrategia tiene un aire familiar. Es el clásico comienzo agresivo de una negociación: lanzar un golpe fuerte para luego abrir la puerta al diálogo.
“Yo lo llamo ‘reciprocidad amable’, no reciprocidad total”, explicó el presidente, haciendo referencia a lo que considera años de abuso comercial por parte de otras naciones. Su mensaje es claro: “Si quieren tasas cero, fabriquen aquí”.
Detrás del escenario, funcionarios como el secretario del Tesoro, John Bessent, calificaron a estos aranceles como el “límite superior”, sugerencia que abre la puerta a renegociaciones país por país.
De hecho, ya hay señales de reacción y posible diálogo:
- Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, confirmó que se preparan contramedidas.
- Bloomberg informó que el primer ministro tailandés está listo para negociar directamente con EE.UU.
Una apuesta arriesgada para los mercados
Aunque parte de la estrategia sea provocar, los inversores no necesariamente se sienten invitados al juego.
“La incertidumbre está profundamente arraigada”, explicó Chris Zaccarelli, CIO de Northlight Asset Management. “Esto no tiene un final claro todavía”.
Los aranceles no sólo castigan utilidades inmediatas. También amenazan la mecánica misma del comercio global. En las últimas dos décadas, las compañías han creado cadenas de suministro distribuidas: fabricar en Asia, ensamblar en América Latina, vender en EE.UU. Con aranceles de por medio, ese modelo tambalea.
Relocalizar fábricas o proveedores no ocurre de la noche a la mañana. Invertir en nuevas instalaciones, encontrar personal capacitado, asumir riesgos logísticos… todo toma años. Mientras tanto, el incremento de costos se traduce en productos más caros y márgenes más bajos.
Defensivos al poder: así reaccionan los inversores
Los flujos de capital no mienten. Mientras las acciones de consumo y tecnología caían, se vio una rotación hacia activos defensivos:
- Bonos del Tesoro a 10 años subieron, bajando su rendimiento al 3,69%.
- ETFs de volatilidad como el VIX aumentaron más de un 10%.
- Inversiones en oro y efectivo también se fortalecieron.
Esto sugiere que los participantes del mercado no están preparados para una solución rápida. Al menos no todavía.
El precedente histórico: Trump 1.0
Queda la pregunta abierta: ¿hasta dónde llegará esta estrategia?
En el primer mandato de Trump, vimos políticas que arrancaban de manera radical y luego se desinflaban o eran renegociadas. Ejemplos claros fueron el acuerdo USMCA (el “nuevo NAFTA”) o las disputas con China, que concluyeron con firmas de acuerdos parciales y concesiones mutuas.
Mark Haefele, CIO de UBS Global Wealth Management, conserva algo de optimismo: “Trump deja la puerta abierta. Esto podría derivar en mejores términos más adelante”.
Pero como también mostró la historia, no todos los sectores sobreviven a esa primera etapa de “shock y negociación”.
El precio de la “reciprocidad amable”
Trump afirma que esta ofensiva arancelaria busca “nivelar el campo de juego”. Sin embargo, por ahora, lo que ha nivelado es el miedo en los parqués financieros y la incertidumbre global sobre las reglas del comercio.
Para los inversores a largo plazo, el consejo es sencillo, pero crucial:
- Diversificación sigue siendo clave.
- Sectores con menor exposición internacional (como servicios públicos o energía local) podrían ofrecer más estabilidad.
- Y sobre todo, observar si algunos rivales de EE.UU. —como India o Brasil— se posicionan como beneficiarios indirectos del reacomodo comercial.
Porque si este es solo el prólogo, la novela de la guerra comercial aún tiene muchas páginas por escribir.
Y como preguntaban algunos inversores en voz baja mientras caían las acciones esta semana: si esto es paz económica, ¿cómo se ve el conflicto?