El mercado bursátil estadounidense acaba de experimentar uno de sus peores episodios desde la crisis de 2020. En solo dos sesiones de negociación, el S&P 500 se desplomó un 10.5%, borrando más de 6 billones de dólares en valor de mercado. La causa no fue una crisis financiera tradicional, sino algo que Wall Street detesta aún más: la incertidumbre política.
Las Siete Magníficas bajo fuego
El corazón de esta venta masiva se centró en las gigantes tecnológicas. Tesla lideró las pérdidas con una caída del 10.42%, seguida por Nvidia (-7.36%) y Apple (-7.29%). Estas empresas, que hasta hace poco parecían invencibles, se tambalearon ante el anuncio de nuevas políticas comerciales que amenazan sus cadenas de suministro globales.
El factor Trump
El “Día de la Liberación” del presidente Trump desencadenó un tsunami de incertidumbre en los mercados. Su propuesta arancelaria, calificada por JPMorgan como el mayor aumento de impuestos en cinco décadas, tomó por sorpresa incluso a Wall Street, a pesar de contar con figuras clave del sector financiero en el gabinete.
La respuesta global no se hizo esperar. China anunció un arancel del 34% sobre todas las importaciones estadounidenses, mientras más de 50 países buscan negociar con Washington.
El dinero busca refugio
Los inversores están votando con sus carteras:
- Más de $60,000 millones han fluido hacia fondos del mercado monetario
- El efectivo disponible alcanza niveles récord de $7.4 billones
- Los inversores minoristas mantienen 18.3% en efectivo, máximo desde 2020
- El VIX, el “índice del miedo”, alcanza niveles no vistos desde abril 2020
Impacto en las multinacionales
Las empresas con operaciones globales son las más vulnerables. Apple, con más del 50% de ingresos fuera de EE.UU., enfrenta riesgos significativos. Nvidia y Amazon, dependientes de cadenas de suministro internacionales, podrían ver sus operaciones severamente afectadas.
La Reserva Federal, por voz de Jerome Powell, reconoce que los aranceles son “más altos de lo esperado”, aunque mantiene una postura de espera.
Esta no es una corrección normal del mercado; es una crisis de confianza alimentada por la incertidumbre política. Hasta que Washington no proporcione claridad sobre el futuro comercial, es probable que los inversores mantengan su dinero en efectivo, prefiriendo la seguridad sobre los rendimientos potenciales.
Para los inversores a largo plazo, estos momentos de pánico suelen ofrecer oportunidades únicas. Sin embargo, la prudencia sugiere esperar a que el polvo se asiente antes de realizar movimientos significativos.